¿Cómo he llegado aquí?

Jenny.O
4 min readJun 5, 2018

Recuerdo que era uno de esos días en los que mi padre comenzaba su discurso sobre la vida y la filosofía, y yo pensaba “me quiero ir… otra vez no”. Tenía unos 11 años y mi mente desconectaba normalmente en ese tipo de conversaciones porque básicamente no las entendía. No entendía de lo que mi padre me hablaba, y me evadía pensando en mis asuntos. Pero sí que de esas charlas, algo solía retener, aunque no lo entendiera ni lo pudiera poner en práctica en aquel momento.

Una de las cosas que se me quedó siempre grabada, aunque no fuera de su cosecha, fue;

“No olvides nunca de dónde vienes”

Probablemente, muchas personas están contentas con su pasado, su familia, sus experiencias, y con el lugar a donde todo esto les ha llevado. Pero, ¿y los que no?

Suele haber otra parte que condena su pasado, a su familia, o sus experiencias vividas y desean huir de todo aquello y empezar una nueva vida, sin ningún tipo de conector o unión con lo que eran. ¿Es esto correcto? ¿Es esto posible?

A lo largo de mi vida, como muchas personas, he pasado por infinitas etapas. Momentos en los que odiaba mi vida y momentos en los que parecía vivir un sueño. Me di cuenta de que gran parte de ese sentimiento estaba en mi, y en cómo yo le sacaba partido a las cosas que me ocurrían o los momentos y experiencias que vivía. Hoy en día tenemos infinitas formas de escuchar discursos como el que mi padre me solía dar, y que provienen de personas especializadas, con estudios, a las que hoy en día llamamos “coach emocional”, y tenemos esa información al alcance de la mano a través de diferentes plataformas e incluso de manera gratuita. Pero;

¿de qué sirven si, como yo a los 11 años, no entiendes lo que significan?

No quiero decir con esto que no funcionen, por supuesto hay a quien les llega en el momento adecuado y les cambia la vida, creo en ello. Pero creo sobre todo en el autocrecimiento personal, en la necesidad de estudiarnos, de estudiar cada experiencia, de intentar entender qué nos enseñó cada una de ellas, porque créeme, todas aportan algo a tu vida, a veces incluso muchos años más tarde, consigues ver su significado y recoger esa cosecha.

Es muy fácil darle la espalda a los problemas, a las malas experiencias que hemos vivido (lo veo día a día), pero esto te llevará a interiorizar un mundo de odio, de rencor, de ira, que sólo te hará daño a ti mismo. Además de esto no serás capaz de reconocer los errores que cometiste en esos momentos, porque puedes tener la oportunidad de sacar en clave qué podías haber hecho diferente, qué podía haber funcionado. O quizás no, pero tienes otra oportunidad de intentarlo.

Siempre comparo este tipo de comportamientos con el de guardar la suciedad debajo de la alfombra. Afrontar los problemas, hablar con aquellas personas con las que llevas toda tu vida enfadado, hasta tal punto de no recordar lo que ocurrió, sólo el hecho de que la odias, hará que sanes. Sanará tu mente, tu cuerpo y tu alma.

Entender que no todas las personas somos iguales, que hay gente con malas intenciones y otras con buenas, que encontrarnos con ambas es parte del camino, y que todas nos enseñarán algo necesario para vivir, hará que valores cada segundo de tu vida mucho más. Cada experiencia te desgastará menos cuando no salga como tú quieres, porque no te impones el pensamiento de que “será por algo” sino, que realmente sabes y entiendes que todo debe ocurrir, lo bueno, lo malo, las buenas noticias y los logros, las decepciones…

No soy “Coach emocional”, no tengo una carrera específica en psicología ni en el estudio del ser humano, soy una simple chica que ha aprendido a exprimir todo su pasado, a descubrir todo lo que esas experiencias le aportaron, a analizar su comportamiento en esos momentos, no sólo el de los demás, y así mejorar y cambiar, a entender por qué las personas en su vida actuaron así, y descubrir que mucha culpa la tiene el no habernos dedicado tiempo a nosotros mismos, a que es igual o más importante, antes de juzgar los actos otra persona, te juzgues y centres en ti mismo y en evolucionar.

No me olvido jamás de dónde vengo, al contrario, estoy aquí gracias a ello.

Por eso, cuidaré hasta el final de mis días a quienes sembraron la semilla de mi camino, sin ellos nada sería lo mismo.

No paramos de crecer, nunca es tarde. Para y valora lo que has vivido. Para y entiende por qué las personas actuaron como lo hicieron, y analiza lo que podrías haber hecho diferente, no para arrepentirte, sino para aprender de ello. Si no usas los recursos y la riqueza de nuestra mente, el poder de la evolución, sólo llevarás una vida mediocre.

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Jenny.O

Aficionada, creativa, racional, imaginativa, coherente, desquiciada, divertida, reservada pero social, curiosa, pensadora, espiritual, insistente, sensible…