¿Romantizamos el amor tóxico?
Esta pregunta me surgió tras verme obligada a parar una película de Netflix a poco más de la mitad de su reproducción, y he de decir que aguanté bastante. En una película para público adolescente, una chica que, de manera obsesiva, pero con aire romántico por supuesto, stalkea a su crush, que resulta ser su vecino, un niño rico de familia poderosa, que se dedica a negocios exitosos, con buen físico y que da la casualidad que estudia en el mismo instituto que ella, una chica de clase media baja que se avergüenza de su madre por trabajar en un catering. Todo muy coherente.
La relación entre estos dos personajes comienza con el “amor-odio” que tanto gusta en la adolescencia, yo te robo la clave del wifi, te rozo un poco y te dejo caliente porque sé que te gusto, pero luego te trato mal..etc.
En resumen, historias que nos representan como idílicas, amor cárnico, prohibido, difícil, en donde se lanzan bofetones y faltas de respeto cada vez que se ofenden por considerar que se les trata mal, pero precisamente eso es lo que más las enamora.
Este tipo de historias están muy de moda, solo que han comenzado a cambiar el rol del “chico malo” de ciudad sin empleo ni futuro, por chico millonario y exitoso e inalcanzable, que en realidad es infeliz y está a la espera incosciente de esta mujer que le cambie la perspectiva de la vida. Obviamente, este tipo de historias suelen estar más enfocadas a un público femenino, ya que hace sentir a la mujer como una superheroína, y nos vende la idea de que podemos cambiar a un hombre. Se han dado cuenta de que, el papel de hombre existoso vende mucho más que el papel de expresidiario sin futuro. Una mezcla perfecta de “Pretty Woman” y “a tres metros sobre el cielo”, con pinceladas de un sexo sublime, digno de dioses.
¿Por qué critico la exposición de estas historias, si en realidad tienen éxito y al fin y al cabo es lo que el público quiere ver?
Obviamente, se busca ganar dinero con el entretenimiento, y esto es lo que el público demanda, pero en mi opinión, la educación no solo forma parte de los colegios, o el aprendizaje en casa, también juega un papel muy importante la educación en la sociedad. Se puede usar estos patrones en las películas o en los libros para crear un enganche, pero pueden tener un desarrollo, una evolución durante la historia que genere un final diferente, en donde realmente se valore que esas relaciones no son idílicas, no son platónicas, ni es un amor sano, sino que, por el contrario, se aprenda de esas historias. Podemos realmente utilizar la base de nuestros traumas para comenzar historias que nos hagan conectar con ella, para luego mostrarnos posibilidades diferentes, y cambiar nuestra perspectiva.
Es cierto que algunas plataformas se han ido dando cuenta de que ha habido una cierta evolución (por suerte) del público que consume estas historias. Vemos una diferencia en las películas de Disney, donde ya el gancho principal de la película no es encontrar al amor de tu vida, que resulta ser un príncipe que llega a caballo. La historia se enfoca más en otros puntos, se ven personajes con caracter, con ideas propias, y sabemos que Disney sabe lo hace.
Películas como “how to be single” son dignas de admirar en mi opinión. Justamente comienza con un personaje con el que todos podemos estar indetificados en algún momento, pero termina dándose cuenta de lo necesario que es crecer solo, amarse a sí mismo primero, para luego poder construir algo sano.
Vivimos en una sociedad rota, con cientos de traumas inconscientes, ya que provenimos de un pasado donde el desarrollo emocional era nulo. Las necesidades fisiológicas eran la prioridad y eso obligaba a acallar e ignorar las necesidades emocionales. Practicamente no existía la educación emocional. Esto ha generado un desarrollo de patrones de conductas que nos hacen elegir a nuestras parejas desde esa herida de la infancia, de la cual la mayoría de la sociedad ni siquiera es consciente. Por suerte, hoy en día tenemos mucha más accesibilidad a información que nos educa, nos enseña y nos hace entender esta cuestión.
Es una oportunidad para que los escritores y guionistas creen historias más acordes a una sociedad más evolucionada emocionalmente, y pueda ser parte de este desarrollo, haciendo ver que lo sano, también engancha y funciona.
